Mira, si muevo las manos muy rápido a lo mejor vuelo. Casi, me falta muy poco para hacerlo, lo intentaré otra vez, moveré los brazos mejor. Quiero ser un águila para verlo todo desde el cielo. ¿Yo puedo volar, papá? ¿Por qué las personas no podemos volar?
Ese es el tema estrella de estos
últimos días: volar. Está empeñado en eso. No le puedo negar, que verlo todo
desde lo más alto tiene que ser interesante. Visualizar la vida desde otro
prisma tiene que tener sus ventajas, aunque también sus inconvenientes. Es
evidente que, con cuatro años, querrá volar por otros motivos, actualmente parece
que ser un águila es el principal, pero el resto, con exactitud, no sé cuáles
serán. Seguro que con su inocencia e inquietud son muy diferentes al que un
adulto puede tener. Y es que volar tiene que ser maravilloso.
De lo que él no es consciente aún
es que realmente lleva cuatro años volando. Vuela sobre nosotros con su sonrisa
y sus interesantes conversaciones, que por cierto son cada vez más sensatas y
fundamentadas. Tiene la virtud de volar con los pies en la tierra. Crece y madura
al ritmo que debe ser y, sin que sus brazos se muevan todo lo rápido que tiene
que ser para volar, cada día nos enseña algo nuevo visto desde otra
perspectiva. También vuela al cuidado de su hermana. La mima, juegan y se
divierten juntos. Son inseparables y se van conociendo a la perfección.
Va creciendo. Parece que fue ayer
cuando le cambiábamos los pañales y ahora ya va solo al baño. Recuerdo de cerca
cuando dormía a nuestro lado y sin embargo ahora le tenemos a veinte pasos. De
jugar con mordedores a montar sus historias con los Playmobil. De pasearle en
el carro a caminar agarrado de él mientras su hermana no le pierde de vista. No
me cansaré de repetirlo, pero que difícil es para un padre asumir el paso del
tiempo, aunque si este se disfruta es cierto que la pena es menor.
Lo que él aún no sabe, pero
nosotros sí, es que volará alto. Sin necesidad de mover rápido los brazos
llegará donde quiera llegar. Lo percibimos así. La tenacidad y el esfuerzo que
ya muestra serán las alas para convertirse en una gran persona. Su nobleza e
inteligencia también serán sus grandes aliados. No los abandones, trátalos con
cariño y te reportarán grandes beneficios. Mientras tanto, permanece tranquilo,
que ante cualquier desviación del camino tus padres te ayudarán. Y es que volar,
en ocasiones, puede ser igual a soñar. Así que sigue soñando o volando, lo que
prefieras, pero continúa alegrándonos los días, llenando de vitaminas nuestro
cuerpo, contagiando alegría, cantando a tu manera, disfrutando a tu estilo,
dibujando sonrisas y, lo más importante, cautivando nuestras vidas.
Felicidades Alberto.
Cuack