Todo termina, hasta las
vacaciones. Vaya mes de agosto de noticias que hemos tenido. Buenas y no tan
buenas, hay para elegir. La diversidad informativa del pasado mes ha dado para
oír y escuchar de todo. El entramado del clan Puyol, el conflicto de Gaza, los
sucesos racistas de Estados Unidos o la reforma electoral que ultima el
gobierno son alguno de los temas negativos que no han parado de sonar en radio
o televisión y que también hemos podido leer en prensa.
De pequeño siempre me preguntaba
porque no gobernaba el que más voto tenia. Luego comprendí el significado de la
mayoría absoluta, que es completamente diferente a la que ahora vivo. En la
actualidad esa mayoría absoluta se parece más a otro tipo de estado de gobierno
pero la comprensión de porque gobernaba un partido u otro, o varios a la vez,
llegó cuando llegue a entender el significado de democracia. Que existan
diversidad de pareceres, ideas y propuestas para un fin común que provoque el
bienestar del ciudadano es algo que los votantes reclamamos. La existencia de
un solo partido en el poder provoca autoridad, mando y poder que si bien no se
gestiona puede llegar a convertirse en una acampada a sus anchas por las
distintas administraciones. Esta acampada, y para muestras basta con leer la
prensa a diario, nos ha llevado a una infinidad de casos relacionados con la
corrupción. En ocasiones los mismos medios de comunicación nos hacen caer en
confusiones ideológicas; si los miembros de un partido tiene distintas
propuestas y no siguen un fin único decimos que ese partido está en crisis y si
un partido persigue un único objetivo y todos van a una (sin importar la
trascendencia de lo que dicen) llegamos a la opinión de que no es bueno ser tan
radical de pensamiento y que hay que tener varias opiniones y pareceres para
aplicar bien el concepto de democracia, ¿en qué quedamos entonces?
No creo que una reforma electoral
nos saque de la crisis. Hay cuestiones más importantes que abordar y,
sobretodo, aspectos más influyentes que cambiar. Los datos macroeconómicos
pueden ser todo lo positivo que quieran pero en épocas de crisis es bueno
aplicar medidas de choquen que la frenen. La lentitud de la llegada de los
positivos datos macroeconómicos se hace esperar y entre tanto la microeconomía
no remonta. Las familias y pymes siguen sin ver el reflejo de la recuperación
que los dirigentes, con los bolsillos muy llenos, dicen que existe. Además de
esta inexistente recuperación que los ciudadanos aún no apreciamos hay que
destacar la influencia y el futuro que nos espera con la simbiosis de la
reforma laboral y las pensiones. Trabajos precarios de baja cotización no
aportan casi nada a las pensiones futuras y entre tanto el porcentaje de uso de
la hucha de las pensiones es mayor. A veces es inevitable plantearse si la población
trabajadora actual gozará de una pensión digna en el futuro.
Por cierto, no se me olvidan el
caso Pujol, aunque como tenga la misma duración que el caso Bárcenas o trama
Gürtel será difícil olvidarnos. Espero que en estos y otros casos no tengamos
que acordarnos por el resultado, es decir, no ha pasado nada.