lunes, 1 de septiembre de 2014

La vuelta

Todo termina, hasta las vacaciones. Vaya mes de agosto de noticias que hemos tenido. Buenas y no tan buenas, hay para elegir. La diversidad informativa del pasado mes ha dado para oír y escuchar de todo. El entramado del clan Puyol, el conflicto de Gaza, los sucesos racistas de Estados Unidos o la reforma electoral que ultima el gobierno son alguno de los temas negativos que no han parado de sonar en radio o televisión y que también hemos podido leer en prensa.

De pequeño siempre me preguntaba porque no gobernaba el que más voto tenia. Luego comprendí el significado de la mayoría absoluta, que es completamente diferente a la que ahora vivo. En la actualidad esa mayoría absoluta se parece más a otro tipo de estado de gobierno pero la comprensión de porque gobernaba un partido u otro, o varios a la vez, llegó cuando llegue a entender el significado de democracia. Que existan diversidad de pareceres, ideas y propuestas para un fin común que provoque el bienestar del ciudadano es algo que los votantes reclamamos. La existencia de un solo partido en el poder provoca autoridad, mando y poder que si bien no se gestiona puede llegar a convertirse en una acampada a sus anchas por las distintas administraciones. Esta acampada, y para muestras basta con leer la prensa a diario, nos ha llevado a una infinidad de casos relacionados con la corrupción. En ocasiones los mismos medios de comunicación nos hacen caer en confusiones ideológicas; si los miembros de un partido tiene distintas propuestas y no siguen un fin único decimos que ese partido está en crisis y si un partido persigue un único objetivo y todos van a una (sin importar la trascendencia de lo que dicen) llegamos a la opinión de que no es bueno ser tan radical de pensamiento y que hay que tener varias opiniones y pareceres para aplicar bien el concepto de democracia, ¿en qué quedamos entonces?

No creo que una reforma electoral nos saque de la crisis. Hay cuestiones más importantes que abordar y, sobretodo, aspectos más influyentes que cambiar. Los datos macroeconómicos pueden ser todo lo positivo que quieran pero en épocas de crisis es bueno aplicar medidas de choquen que la frenen. La lentitud de la llegada de los positivos datos macroeconómicos se hace esperar y entre tanto la microeconomía no remonta. Las familias y pymes siguen sin ver el reflejo de la recuperación que los dirigentes, con los bolsillos muy llenos, dicen que existe. Además de esta inexistente recuperación que los ciudadanos aún no apreciamos hay que destacar la influencia y el futuro que nos espera con la simbiosis de la reforma laboral y las pensiones. Trabajos precarios de baja cotización no aportan casi nada a las pensiones futuras y entre tanto el porcentaje de uso de la hucha de las pensiones es mayor. A veces es inevitable plantearse si la población trabajadora actual gozará de una pensión digna en el futuro.

Por cierto, no se me olvidan el caso Pujol, aunque como tenga la misma duración que el caso Bárcenas o trama Gürtel será difícil olvidarnos. Espero que en estos y otros casos no tengamos que acordarnos por el resultado, es decir, no ha pasado nada.


Cuack!