jueves, 4 de diciembre de 2014

Que no medicalicen tu vida

Nos estamos mal acostumbrando. No lo digo yo, lo dicen los expertos sanitarios. Tenemos la inercia de auto medicarnos por cualquier cosa. Ya sea un simple resfriado, un dolor de cabeza o un dolor de espalda caemos en la mala práctica de tomar pastillas. Dejamos atrás las otras posibles recetas no médicas que también sirven para curar. Una buena dieta, hacer ejercicio o la medicina natural también son válidos para la cura de enfermedades.

En España tenemos un problema y es que la última tendencia e informes en salud condenan el abundante exceso de fármacos que se prescriben.  Hacia cualquier dolencia el médico ya nos receta ibuprofeno. Ante cualquier diagnostico relacionado con el colesterol el doctor nos receta otro fármaco y entre pastilla y pastilla los españoles consumimos una media de tres pastillas al día. Según el responsable de investigación de la Asociación para las Prácticas Innovadoras en Polimedicación no hay medicamentos para toda la vida, uno se puede adecuar a uno en un momento determinado pero más adelante deja de serlo o incluso puede llegar a ser perjudicial. Otro informe nos indica que España es líder en consumo de fármacos para la osteoporosis y prescripción de omeprazol (protector de estómago). Otro dato alarmante es el que la Encuesta sobre Alcohol y Drogas concluye donde se demuestra el ascenso del consumo de fármacos para dormir y contra la ansiedad. Estas pastillas ya se encuentran en la segunda posición en la escala de droga más utilizada en España. Medicamos situaciones normales de la vida.

Todos estos informes han sido refrescados por la campaña “que no medicalicen tu vida” promovida por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con el objetivo de mejorar la seguridad de los pacientes y de controlar el gasto público sanitario innecesario. Esto es una prueba más de que hay soluciones en la Sanidad antes que los recortes.


Cuack!



lunes, 1 de diciembre de 2014

Artículo 135. El protagonista

Todos estos días no se habla de otro asunto en la política que no sea la reforma del Art. 135. Siendo sinceros, este tema no ocupa la centralidad política de nuestro país sino que va de la mano con la dimisión de la que era la ministra de Sanidad, Ana Mato. Sin embargo la trascendencia que puede llegar a tener la reforma de este artículo es mayor que el suceso ocurrido en el ministerio cuya decisión se puede definir como tardía tras todos los acontecimientos relacionados con la corrupción que esta mujer y su marido habían tenido. Pero ese no es el tema de hoy. Toca hablar de la reforma que puede llegar y de las claves de este artículo.

Si entramos en detalle el post de hoy puede ser extenso por eso lo mejor es ser claro y conciso. De forma resumida podemos decir que lo que se pretende con esta reforma es cambiar lo que persigue el artículo en su última actualización. Este capítulo de la Constitución dice que en los Presupuestos Generales del Estado (PGE en adelante) se debe poner un tope al gasto del Estado y a la exigencia de pagar la deuda pública como algo prioritario. Es decir, cuando se establecen los PGE hay que tener en cuenta que lo primero es pagar la deuda cuyas condiciones no pueden ser renegociadas. Lo que la reforma quiere conseguir es anteponer al pago de la deuda los intereses en materia de sanidad y educación. Parece algo lógico para alcanzar el Estado de Bienestar. Este artículo, cuando se reformó en 2011 por las dos fuerzas principales del país, estableció la supeditación de la política de deuda a las decisiones europeas. Sabiendo quien manda en Europa sabemos quién sale ganando. El motivo de ese cambio realizado en la época de Zapatero se debe a las presiones que desde la Unión Europea se llevaron a cabo fundamentadas principalmente por el Banco Central Europeo que reclamaba medidas urgentes encaminadas a devolver la credibilidad a la deuda española. Existía el rumor del rescate y España debía certificar el compromiso con el pago de la deuda.

La reforma de este artículo es impulsada por el grupo de Izquierda Plural en el Congreso que está formado por Izquierda Unida, Iniciativa per Catalunya y Chunta Aragonesista. Alberto Garzón, máximo exponente de esta reforma presentó su proyecto con la base de introducir un tercer punto a este artículo, en concreto lo que quiere este grupo es que el pago de los créditos presupuestario para satisfacer la financiación necesaria que garantice la cobertura universal de los servicios públicos fundamentales gozará de prioridad absoluta frente a cualquier otro gasto. O lo que es lo mismo, establecer los PGE teniendo como principal asunto cubrir la Sanidad y la Educación.

Los que hicieron la reforma en 2011, PP y PSOE, debieron pensar que aunque los ciudadanos se mueran de hambre, no tengan educación y los servicios sanitarios sean escasos siempre será mejor que una regañina de Merkel por no pagar los intereses de la deuda. En fin, juzguen ustedes mismos sobre lo que es prioritario y lo que puede ser negociado.


Cuack!