Los números además de leerlos hay que saber
interpretarlos. Hace pocos días se celebró el último debate de Estado de la
Nación y en él pudimos ver y escuchar como los diputados de los diferentes
partidos políticos leían una serie de cifras que se alejan de la realidad. De
un lado pudimos oír que ya hemos salido de la crisis, que la recuperación es
cierta y que todo está solucionado. Si fuera así, me sigo preguntando porque
existen cada vez más iniciativas solidarias para ayudar a los más necesitados.
El ejemplo de hoy no es un acto publicitario
ni pretende serlo. Simplemente es una forma más de ayudar a los más
desfavorecidos desde el anonimato. Solo sabemos que actualmente ocurre en la
ciudad de Santander pero, porque no, puede servir para que también ocurra en
otras ciudades del territorio español. El
proyecto en sí no tiene nombre pero se conoce bajo el lema “Si lo necesitas, coge”. La explicación de por
qué se denomina así es bastante sencilla: el dueño de un restaurante del centro
de Santander, cuyo nombre ni dirección ha querido facilitar, deja cada día en
la puerta de su establecimiento una pequeña mesa roja con doce tuppers de
plástico y un cartel con letras mayúsculas que dice: si lo necesitas, coge.
Junto a este menú, diferente cada día, también ofrece pan y cubiertos para que
aquella persona que lo coja pueda comer con la decencia que le corresponde.
Lleva 15 días ofreciendo comida a las diferentes personas que no pueden disfrutar
de un plato cada día y ha obligado a sus trabajadores a que difundan la
iniciativa por Santander para que quien lo más necesite pueda pasarse por
aquella puerta.
La realidad y las cifras que barajan los políticos
difieren demasiado. Tanto es así que la desigualdad sigue creciendo, la precariedad
cada vez tiene más presencia en el mercado laboral y, por desgracia, cada vez
hay más personas que alcanzan el umbral de pobreza. Hemos pasado de “mileurista”
a “trabajadores pobres”. Por cierto, este último concepto bastante
contradictorio de por si porque era casi impensable encontrar a una persona que
trabaje y que además, con la retribución que recibe, no supere los niveles de
pobreza. Sorprendente pero existen. Menos mal que seguimos contando con la solidaridad
de las personas aunque no es bueno para el país que sigan teniendo tanta
presencia. Eso es que algo no funciona bien.
Cuack!