Qué raro es todo ¿verdad? El
silencio se apodera cada día de nuestras calles y alrededores. Asumir que
durante unos días, semanas y esperemos que no más (aunque todo dependerá de
nosotros) tendremos que afrontar días en casa de esta forma parece difícil pero
cuanto antes lo afrontemos mejor. Hay que tener claro que solo podemos salir
para lo justamente necesario y todo lo demás ya volverá. Es vital cumplir lo
marcado. Por ellos y por nosotros mismos. Ahora más que nunca hay que demostrar
que sabemos el significado de la palabra responsabilidad.
Sin embargo, como también era de
esperar, hay ciertos colectivos, entes y personas (algunas con cargos públicos)
que estaban esperando este momento para criticar. Estaban esperando la hora
para, nuevamente, confrontar y
establecer un clima de constante lucha por la razón. Parece que a toro pasado
todo se ve mejor. Es posible y muy probable que se hayan equivocado o hayan
tardado en tomar decisiones pero hemos de recordar que somos seres humanos y
que ahora mismo solo tenemos un único enemigo. Ya está bien de oportunismos.
Todos nos hemos equivocado. Es posible y muy probable que la economía se vea
afectada pero quizás se esté alarmando la perspectiva empresarial demasiado. La precipitación no es la mejor solución. Este
virus ha conseguido sacar a flote problemas que existían en el conjunto de la
sociedad anteriormente y que, aunque por parte de colectivos se ha intentado
mostrar para poner solución, no se han
querido gestionar en su debido momento (por ejemplo; conciliación,
tele trabajo...). Esperemos que todo esto sirva para realmente plantear otra
perspectiva.
A pesar de esto, existe gran
parte de la ciudadanía, la extensa mayoría,
que espera otra hora: la hora de aplaudir. La hora de salir al balcón
para solo escuchar aplausos. Para agradecer a nuestros sanitarios su labor. El
personal que conforma nuestra Sanidad se merece cada día un gran aplauso y
mucho más. Y no solo ahora y no solo ellos. Hay grandes profesionales que
sacarán esto adelante cuya función es primordial. Resulta muy emotivo ver que
sigue existiendo unión. Cada día que pasa hay que aplaudir más fuerte que el
anterior para que tal estruendo llegue a todos aquellos que padecen la
enfermedad en los hospitales, en sus casas aislados y para aquellos que ya nos
han dejado. Ahora mismo, un aplauso es la mejor pastilla de ánimo que podemos tomar.
Por todo ello, ahora es la hora
de la calma, del ingenio, del humor, del aprendizaje, de la lectura, de las
llamadas de teléfono, del perdón, de la diversión, de la curiosidad, de la
motivación, de plantear retos personales, de recordar, de la responsabilidad, de
la solidaridad y de un sinfín de acciones más por las que levantarse cada día
para saber que esto pasará.
Todo irá bien.
Cuack
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