viernes, 28 de octubre de 2016

Hakuna Matata

Parece que hemos llegado a su fin. La etapa del “bloqueo político”, como algunos la han denominado, ha concluido pero con diferentes sensaciones y resultados. Hay quien lo celebra y quien no. Hay quien entiende la forma de desbloquear la situación y otros que están totalmente contrariados y además se sienten traicionados. Muchas posturas han encasillado el dialogo que los ciudadanos han votado. Aun así, sea como fuere tendremos gobierno.

Han pasado más de diez meses desde aquel 20 de diciembre del pasado año para que la situación se resolviese y sin embargo, desde esa fecha, hemos vivido una época en la que han seguido primando otras razones y factores por encima de los valores fundamentales que deben prevalecer para formar un gobierno de garantías y que ofrezca seguridad al ciudadano. En todo este tiempo he echado en falta la razón principal por la cual debemos guiarnos; las propuestas. Más de diez meses de estrategia, de imponer quién debe abstenerse, de quien debe seguir luchando en minoría y de infinitas sorpresas. Mientras tanto seguimos sin saber qué medidas pueden ser las oportunas para mejorar el empleo o que propuestas pueden ser beneficiosas para la sanidad o educación. En este tiempo han seguido saltando casos de corrupción, los telediarios han retransmitido juicios como las “Tarjetas Black” o el famoso “caso Gurtel”, nuestra deuda pública sigue en aumento, las cifras de déficit siguen superándose por día, descubrimos que la hucha de las pensiones se va quedando cada vez más vacía y la izquierda vive la mayor ruptura de la democracia. A pesar de todo eso, y de otras muchas situaciones que faltan, no se ha escuchado nada sobre como paliar esa corrupción, como modificar el código penal para poner condenas ejemplares, como conseguir reducir la deuda, como garantizar un sistemas de pensiones efectivo, como establecer un sistema de conciliación laboral para que hombres y mujeres puedan trabajar y contribuir a la sociedad a la vez  o como imponer propuestas para que de una vez por todas el desempleo baje.

Puedo llegar a ser repetitivo pero siguen escaseando valores como la coherencia, el sentido común y la responsabilidad. No somos consecuentes con nuestros actos y  muy pocas empresas llevan a cabo la responsabilidad social corporativa que ellos mismos crearon y cuyo fin es de interés social. Los que están en el hemiciclo no imponen sentido común a muchos de sus privilegios y la coherencia de algunos obreros se va diluyendo. Bruselas ya nos advierte de que hay que realizar más ajustes y nosotros nos seguimos dando golpes de pecho presumiendo lo “europeos” que somos aunque, en la mayoría de asuntos, nos parezcamos bien poco a ellos.

Por todo ello, siempre me pregunto: ¿Somos una sociedad ignorante o sabemos lo que ocurre pero aún así nos vence el pasotismo? ¿No nos afecta lo que sucede? ¿Nuestra sociedad esta apalancada y no es valiente? ¿El conformismo se ha apoderado de nosotros de tal forma que no exigimos responsabilidades? Menos mal que lo más fácil es saber decir: Hakuna Matata.

Cuak!





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