Un elemento tan indispensable en
nuestras vidas está desigualmente repartido. Hay millones de personas que
tienen un fácil acceso a ella pero hay otros tantos millones de ciudadanos que
abastecerse de agua les resulta algo más complicado. Según la Organización
Mundial de la Salud, 783 millones de personas no disponen de agua potable, es
decir el 11% de la población mundial. Sin embargo, el resto de personas, con un
solo giro de muñeca tienen este bien tan necesario cerca de ellos.
Muchas plagas tienen como
conducto principal de contagio el agua. Enfermedades como la malaria o el
cólera viajan por el agua afectando a las poblaciones más desfavorecidas. La
primera de ella afecta al 50% de la población expuesta al paludismo y la
segunda provoca entre 100.000 y 120.000 defunciones al año. Para combatir estas
dos enfermedades y en general abastecer a un gran número de ciudadanos que no
tienen un fácil acceso al agua potable un emprendedor latinoamericano, Philip
Wilson, ha desarrollado una empresa social que distribuye un simple sistema de
filtro que obtiene líquido sano. Ecofiltro, que así se denomina, es
una tecnología accesible e inventada por Fernando Mazariegos y no es más que
una especie de maceta hecha a base de elementos locales como la arcilla,
aserrín y plata coloidal con el fin de atrapar la contaminación biológica o
química que pueda traer el agua. Su
fórmula es tan sencilla que parece raro que antes no se haya podido dar con
ella y así combatir este gran problema del agua. Consiste en verte el agua en
el filtro que atrapa los microorganismo y contaminante perjudiciales y deja un
agua inodora y apta para el consumo.
En la actualidad se han
distribuido más de 96.000 filtros por toda Guatemala por lo que el equilibrio
entre vocación empresarial y social se hace aún mayor. El beneficio
medioambiental es amplio ya que por un lado supone un ahorro monetario en el
embasado de botella y un ahorro energético al no tener que hervir el agua para
eliminar bacterias.
Un método de purificación de agua
que se vende en forma de vasija y que es capaz de dar agua potable a un ritmo
de dos litros por hora. No es un mero colador sino un sistema de almacenaje de
agua que según se va purificando queda a disposición. Un invento
revolucionario, sencillo y que puede ayudar a una gran parte de la población
humana que necesita uno de los mayores bienes mundiales. El agua cae del cielo
para todos por igual pero el reparto y acceso a ella se convierte en algo muy
distinto.
Cuack!
Fuente: EL DIARIO.ES