miércoles, 28 de octubre de 2015

La pequeña mesa roja

Los números además de leerlos hay que saber interpretarlos. Hace pocos días se celebró el último debate de Estado de la Nación y en él pudimos ver y escuchar como los diputados de los diferentes partidos políticos leían una serie de cifras que se alejan de la realidad. De un lado pudimos oír que ya hemos salido de la crisis, que la recuperación es cierta y que todo está solucionado. Si fuera así, me sigo preguntando porque existen cada vez más iniciativas solidarias para ayudar a los más necesitados.

El ejemplo de hoy no es un acto publicitario ni pretende serlo. Simplemente es una forma más de ayudar a los más desfavorecidos desde el anonimato. Solo sabemos que actualmente ocurre en la ciudad de Santander pero, porque no, puede servir para que también ocurra en otras ciudades del territorio español.  El proyecto en sí no tiene nombre pero se conoce bajo el lema  “Si lo necesitas, coge”. La explicación de por qué se denomina así es bastante sencilla: el dueño de un restaurante del centro de Santander, cuyo nombre ni dirección ha querido facilitar, deja cada día en la puerta de su establecimiento una pequeña mesa roja con doce tuppers de plástico y un cartel con letras mayúsculas que dice: si lo necesitas, coge. Junto a este menú, diferente cada día, también ofrece pan y cubiertos para que aquella persona que lo coja pueda comer con la decencia que le corresponde. Lleva 15 días ofreciendo comida a las diferentes personas que no pueden disfrutar de un plato cada día y ha obligado a sus trabajadores a que difundan la iniciativa por Santander para que quien lo más necesite pueda pasarse por aquella puerta.

La realidad y las cifras que barajan los políticos difieren demasiado. Tanto es así que la desigualdad sigue creciendo, la precariedad cada vez tiene más presencia en el mercado laboral y, por desgracia, cada vez hay más personas que alcanzan el umbral de pobreza. Hemos pasado de “mileurista” a “trabajadores pobres”. Por cierto, este último concepto bastante contradictorio de por si porque era casi impensable encontrar a una persona que trabaje y que además, con la retribución que recibe, no supere los niveles de pobreza. Sorprendente pero existen. Menos mal que seguimos contando con la solidaridad de las personas aunque no es bueno para el país que sigan teniendo tanta presencia. Eso es que algo no funciona bien.


Cuack!



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