jueves, 13 de febrero de 2014

Pinochos en el hemiciclo



Es una palabra malsonante, horrorosa de pronunciar, decir y sobre todo de aplicar pero lo ocurrido el otro día en el Congreso solo tiene un nombre: Traición.

Todo es pura estrategia política. La ética deja paso, sin ella querer, a la unidad de un partido que parece estar por encima de unos valores sociales que este nuevo Estado del Bienestar, creado por ellos, rechaza. Cuando parecía que existía una posibilidad de que no se llegase a aplicar una de las leyes más retrogradas de la historia de la democracia nos dan la vuelta a la tortilla y traicionan sus mismos ideales para dar paso a una fachada de unidad que deja mucho que desear. Una gran pantomima. Esta nueva ley del aborto contenta más a la moral católica que a la vida real. Tiene infinidad de reseñas que indicar y no es un tema fácil de debatir, porque como bien sabemos la confrontación de las ideologías es evidente, pero la más destacable es la que se centra en el supuesto de mal formación. Algunos incluso han llamado asesinato al hecho de abortar sabiendo que el ser que viene llega con mal formaciones. A mi parecer es mayor el sufrimiento de una persona que no pueda disfrutar de la palabra vida igual que lo hace el mismo que define de asesinato el hecho de abortar por esta causa.

Con las modificaciones sufridas en la ley de dependencia, en base a los recortes y la austeridad conocida desde hace algunos años, la vida para una serie de personas que nazcan con malformaciones o algún tipo de las denominadas enfermedades raras será cada vez más difícil. ¿Qué tipo de finalidad persiguen con todo esto? ¿Qué los que tienen una situación económica favorable puedan vivir sin problemas y el resto se pudra en la miseria? Lo que aún sigo sin entender es que si cada ministerio realiza sus propias leyes ¿Qué tipo de competencia puede tener el ministerio de Justicia ante una situación que es puramente sanitaria? ¿Acaso no es competencia del ministerio de Sanidad elaborar una ley que trate este tema? Lo peor de todo es que esto que ocurrió el otro día no es la primera vez que pasa. La traición comenzó el mismo día en el que empezaron a aplicar medidas y reformas totalmente distintas a las que anunciaron en sus programas electorales. Por cierto, si alguien encuentra en el programa electoral de este partido la proposición de modificar la ley del aborto que me avise. Tales programas deberían tener fundamento de derecho para poder recurrirlos cuando incumplan lo que en ellos se anuncian. En mi opinión la mayoría absoluta debería prohibirse en los resultados electorales, y a las pruebas de estas últimas y de las anteriores veces me remito. Y si, hoy no les hablo de algo bueno aunque os informo que no dejéis de leer el post de mañana. Seguro que os gustará.

Cuack!



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