Que patriota soy o al menos así me siento.
Eso es lo que deben pensar muchos, y no les quito la razón, que ondean la bandera amarilla y roja no solo
cuando nuestra selección de fútbol gana un Mundial o una Eurocopa. Aquellos que
aprovechan cualquier momento para sacar a relucir la bandera o para
establecerla a la entrada de cualquier ciudad de nuestro país. Se puede ser
español sin llevar los colores de mi país en la muñeca y sin entonar con fuerza
la ñ cuando se grita: ¡España! No me estoy
refiriendo a ningún grupo radical. Los extremos, tanto de un lado como de otro
nunca fueron buenos. A quienes me dirijo son a aquellos trajeados, políticos, banqueros, sindicalistas y
empresarios, todos ellos sin vocación, que venden la Marca España por un lado y
por otro venden su propio patriotismo evadiendo impuestos, defraudando a
Hacienda o trasladando mano de obra a países donde las regulaciones laborales y
los derechos humanos brillan por su ausencia. ¿Qué tiene de verdad la fase:
Hacienda somos todos? En algunos casos, ninguna.
Uno puede sentirse español defendiendo los
derechos que sus mismos compatriotas les están quitando. No olvidemos que muchos de los que se han ido
al extranjero a buscar trabajo también son españoles. Su país no les brinda una
oportunidad y sin embargo se vende una movilidad laboral de aquellos que
desarrollaron sus estudios y crecieron con la historia de una España muy
alejada de la actual. En estos días, y a
raíz de la gala de los Premios Goya, han salido numerosas noticias de actores y
actrices que se manifiestan por las decisiones políticas actuales pero que sin
embargo todo su patrimonio esta en el extranjero y el cumplimiento con el
Ministerio de Hacienda es inexistente. Dejemos tanta hipocresía que ahora lo
que está de moda es Suiza.
Si me hablan de Suiza no solo les diré que
son grandes fabricantes de relojes o que elaboran uno de los mejores chocolates
del mundo. No, además de eso se más. Sé que es un país que está definido como
una república democrática parlamentaria federal pluripartidista, es decir se
caracteriza por someter de forma obligatoria a referéndum cualquier cambio en
la constitución. Y también sé que un joven, de tan solo 28 años, fue capaz de
poner en jaque a toda la clase política y
empresarial al proponer una polémica y honrada iniciativa denominada 1:12
Pero en fin, tanto gusta el patriotismo a
determinados españoles que se llevan el dinero generado en nuestro país, ya sea
obtenido de forma legal o ilegal, al país que acaba de firmar un referéndum para
obstaculizar y frenar a los inmigrantes que vayan a su país a trabajar. Seguid
así, dando clases de “españolito modélico” y actuando de falso patriota.
Cuack!
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