lunes, 10 de marzo de 2014

La realidad y el monóculo



Sales a la calle y te das cuenta que algo falla. Vas caminando y escuchas tantísimas historias que piensas que lo que cuentan y lo que sucede no van en el mismo sentido. Sin duda lo que más se aprecia es una clara desigualdad entre lo que nos quieren hacer ver y lo que realmente los ciudadanos están viviendo. Llegar a ser un alto cargo en una empresa, ser representante de algún organismo púbico, pertenecer a los altos niveles de las administraciones públicas o ser portavoz de algún ente de importancia en el país o en la Unión Europea  es el indicativo claro de que te han regalado un monóculo. Con este instrumento ves las cosas de otra forma, supuestamente con más detalle, pero lo que no sabía es que con esta lente ves la vida, la sociedad y la realidad de otra forma distinta. 


Con esta lente ves las cosas de forma macroeconómica, sin importar como repercute en las familias. Mientras la economía indica que para incentivarla hay que consumir y de esta forma generar demanda y empleo el monóculo te muestra que hay que bajar los salarios o congelarlos para que de esa forma las familias tengan menor poder adquisitivo ¿Cómo se incentiva la economía de esa forma? Mientras los ciudadanos ven casos de corrupción y que las respuestas a estos brillan por su ausencia el monóculo te señala que cuanto menos hable de ello mejor ¿Dónde están las soluciones al segundo problema que preocupa a los ciudadanos? Toca hablar de empleo y en los momentos en el que los ciudadanos no ven una evolución y una recuperación, porque cada vez se cierran más empresas y se despiden a más trabajadores para contratar a tiempo parcial o con contratos formativos, el monóculo te hace leer las cifras del paro sin detenerte en la letra pequeña. La “nueva cultura de la flexibilidad laboral” o la “movilidad exterior” son frases que solo puedes llegar a decir si tienes un monóculo puesto. A pesar de que los trabajadores ven como llega el final del mes y no son capaces de ahorrar, por el agobio y asfixia de las deudas e impuestos, el monóculo muestra que todavía se puede exprimir más. Mientras que un tema como el aborto los ciudadanos lo ven como un tema puramente sanitario y se debería tratar en ese ámbito el monóculo lo traslada a los ámbitos de justicia y religión mezclando de forma explosiva la moral y la ética. En un estado aconfesional no debería ocurrir pero con el monóculo todo es posible.


La comunidad educativa ve problemas en la educación y coinciden en que hay cambiar ciertos matices para que esta sea mejor y más productiva pero el monóculo te muestra que lo que tienes que cambiar es la forma de acceder a una carrera (endureciendo el acceso), discriminar por sexos, encarecer las matriculas, introducir asignaturas poco influyentes… ¿Por qué tanta desigualdad? Mientras los ciudadanos tuvieron que escuchar los famosos brotes verdes ahora el monóculo te los vuelve a mostrar sin avisarte de que esa no es la realidad. Cuando muchos sectores vaticinaban que la burbuja inmobiliaria explotaría y que las consecuencias serían perjudiciales el monóculo que llevaba puesto el que la creó y el que luego estando en el poder no hizo nada por frenarlo les hizo ver los ladrillos como billetes de 500 euros. Cuando los ciudadanos más necesitan a los sindicatos el monóculo de estos disfraza los carnet de los afiliados en cabeza de gambas. Mientras que un jubilado confía sus ahorros en un producto bancario donde no le cuentan toda la verdad el monóculo te hace ver que no estabas negociando con un ignorante financiero y que ellos depositaban su dinero con el buen fin de que te enriqucieras a su costa. Solo con monóculo puedes llegar a ver esto.


No está mal recordar que muchos de los que ahora están sobreviviendo a esta crisis es gracias a los ahorros que durante años de trabajado ellos o sus familiares han conseguido obtener pero cuidado que ahora la situación es distinta. Ahora no se consigue ahorrar y en el hipotético caso que hubiera otra recesión ¿De dónde se sacarán los recursos para vivir? Por cierto, con o sin monóculo, ya son 14 millones de españoles los que viven gracias a las ayudas sociales y bajo el umbral de la pobreza. La realidad que les muestra el monóculo no es la misma que los ciudadanos viven por eso si sales a la calle evita ponerte un monóculo para de esa forma poder seguir luchando por las desigualdades y las injusticias que cada día suceden.


Cuack!
 

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