¿Cuántas veces hemos soñado con ganar una lotería?
Cada día. Siempre hemos deseado ser el titular de un boleto premiado y siempre
hemos pensado en que nos lo gastaríamos. Un poco para repartir con la familia y
amigos, una casa con piscina, un coche…Todo relacionado con lo material y poco
con lo inmaterial. La noticia de hoy habla precisamente de eso, de la
diferencia de significados y de criterios cuando nos toca un premio.
Para hablar de la noticia de hoy nos
desplazamos hasta Hungría y viajamos al pasado, hasta el mes de septiembre. En ese
mes ocurrió el suceso pero hasta finales de febrero no hemos tenido constancia
de la misma. El protagonista de hoy es Laszló, un húngaro de 55 años y que
vive, bueno vivía, en una casa social en Györ. Iba de camino a la reunión de alcohólicos
anónimos cuando decidió gastarse las pocas monedas que tenía en lotería. A los
pocos días ganó 630 millones de florines (2 millones de euros), uno de los
premios más altos de su país. Con ese dinero se ha comprado un coche, le ha regalado
a cada hijo un apartamento y tramita los
papeles para poder viajar con su mujer a Italia. Pero ese no ha sido el único
gasto o capricho que ha tenido Laszló. Además de eso ha invertido el dinero del
premio en crear una fundación para apoyar a gente “sin recurso y con destinos difíciles”.
El Parlamento de su país ha aprobado una nueva ley que permite a los
ayuntamientos establecer en que lugares de los municipios está prohibido vivir
en la calle. Esta nueva ley castiga a los sin techo con multas de hasta 500
euros y 60 días de cárcel. Algo totalmente incomprensible. Por ello, esta ley
fue anulada a finales de 2012 por ser considerada inconstitucional pero el
Gobierno ha conseguido modificar la Carta Magna para poder tramitar esta ley de
nuevo. Sin embargo esta nueva ley viene acompañado de una propuesta donde
Laszló cobra importancia: construcción de centros sociales. Con la ayuda de
Laszló se podrá construir nuevos hogares para los sin techo.
Una vez más, vemos como la
solidaridad y la labor de humanidad de las personas a título individual cobra
más fuerza que la unión de algunos poderes por poner solución al problema de la
vivienda. Mientras algunos siguen enfrascados en que nos encontramos en el
inicio de la recuperación otros seguimos pensando que aún queda mucho por
hacer. Lo primero, que lo ético y moral se anteponga a lo económico.
Cuack!
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