martes, 3 de febrero de 2015

Una vez fui becario...

Decepcionados e infravalorados. Estos son los dos principales adjetivos que se pueden sacar en conclusión cuando le preguntamos a varios trabajadores como ha sido su experiencia cuando ejercía el puesto de becario. También hay excepciones, como todo en la vida, pero de forma general esos son los sentimientos. En ciertas empresas no se tiene en cuenta la figura del becario como algo productivo para ella. Estos, sin que las entidades se den cuenta, proporcionan  sangre nueva a la empresa y pueden aportar algo más que unas simples fotocopias. No hay duda que están para aprender y su papel de responsabilidad en la empresa debe ser menor al que en muchas ocasiones se les otorga. Nadie nace sabiendo y aunque en la universidad te pueden enseñar, la forma general en la que algo funciona, en la práctica todo cambia y es ahí cuando las empresas y su labor de formación ocupa un lugar importante. Teniendo en cuenta estos aspectos, la empresa debe enriquecerse de estas figuras porque una visión externa, nueva y llena de modernidad e ilusión puede ofrecer valores diferentes a los que ya existían. Menos mal que hay excepciones y existen empresas que tienen una gran dedicación por la formación del becario. En ocasiones, tanta es la importancia del becario que sin darte cuenta, pasado el tiempo, estos pueden llegar a ser tu jefe.

Esto último fue lo que le ocurrieron, hace ya algunos años, a un elenco de grandes profesionales que actualmente dirigen y gestionan grandes empresas. Es el caso de Bill Gates que paso un verano como becario en el Congreso de Washington, donde se encargaba de enviar mensajes y ayudar a preparar la sala de reuniones. Desde aquel entonces sabia que lo mejor de todo era alejarse de la política. Otro gran empresario que empezó como becario fue Steve Jobs, fundador de Apple, quien llego a obtener una beca en Hewlett Packard (HP), aquí sería donde luego conoció a Steve Wozniak. Con tan solo 17 años uno de los más grandes directores de cine de la historia comenzaría su andadura. Steven Spilberg inició su profesión en la compañía Universal y rodo Amblin, su primer corto, que le sirvió para obtener un contrato de siete años en esa misma empresa. La archiconocida Oprah Winfrey también fue becaria, en este caso en una cadena de televisión de Tennessee donde acabo presentando las noticias. Nuestro cocinero más prestigioso y con gran reconocimiento mundial, Ferran Adriá, también empezó como becario. En concreto se podría definir como becario del restaurante y su labor era la de un simple fregaplatos en el hotel Playafels. Otros grandes profesionales que desarrollaron una fase laboral como becario fueron Miguel Delibes, Andrea Jung (presidenta de AVON) o Ursula Burns (Consejerá Delegada de Xerox).

Como habéis podido observar también hay grandes jefes que en su día fueron becarios. Esperemos que en el mercado laboral vayamos tomándole al becario la importancia que él se merece y que si verdaderamente es una persona válida se le tenga en cuenta. Las casas, siempre, hay que empezarlas por el suelo y no por el tejado.


Cuack!



No hay comentarios:

Publicar un comentario