Decepcionados e infravalorados.
Estos son los dos principales adjetivos que se pueden sacar en conclusión
cuando le preguntamos a varios trabajadores como ha sido su experiencia cuando ejercía
el puesto de becario. También hay excepciones, como todo en la vida, pero de
forma general esos son los sentimientos. En ciertas empresas no se tiene en
cuenta la figura del becario como algo productivo para ella. Estos, sin que las
entidades se den cuenta, proporcionan sangre nueva a la empresa y pueden aportar
algo más que unas simples fotocopias. No hay duda que están para aprender y su
papel de responsabilidad en la empresa debe ser menor al que en muchas
ocasiones se les otorga. Nadie nace sabiendo y aunque en la universidad te
pueden enseñar, la forma general en la que algo funciona, en la práctica todo
cambia y es ahí cuando las empresas y su labor de formación ocupa un lugar
importante. Teniendo en cuenta estos aspectos, la empresa debe enriquecerse de
estas figuras porque una visión externa, nueva y llena de modernidad e ilusión
puede ofrecer valores diferentes a los que ya existían. Menos mal que hay
excepciones y existen empresas que tienen una gran dedicación por la formación
del becario. En ocasiones, tanta es la importancia del becario que sin darte
cuenta, pasado el tiempo, estos pueden llegar a ser tu jefe.
Esto último fue lo que le ocurrieron,
hace ya algunos años, a un elenco de grandes profesionales que actualmente
dirigen y gestionan grandes empresas. Es el caso de Bill Gates que paso un
verano como becario en el Congreso de Washington, donde se encargaba de enviar
mensajes y ayudar a preparar la sala de reuniones. Desde aquel entonces sabia
que lo mejor de todo era alejarse de la política. Otro gran empresario que
empezó como becario fue Steve Jobs, fundador de Apple, quien llego a obtener una
beca en Hewlett Packard (HP), aquí sería donde luego conoció a Steve Wozniak. Con
tan solo 17 años uno de los más grandes directores de cine de la historia
comenzaría su andadura. Steven Spilberg inició su profesión en la compañía Universal
y rodo Amblin, su primer corto, que
le sirvió para obtener un contrato de siete años en esa misma empresa. La archiconocida
Oprah Winfrey también fue becaria, en este caso en una cadena de televisión de
Tennessee donde acabo presentando las noticias. Nuestro cocinero más
prestigioso y con gran reconocimiento mundial, Ferran Adriá, también empezó como
becario. En concreto se podría definir como becario del restaurante y su labor
era la de un simple fregaplatos en el hotel Playafels. Otros grandes
profesionales que desarrollaron una fase laboral como becario fueron Miguel
Delibes, Andrea Jung (presidenta de AVON) o Ursula Burns (Consejerá Delegada de
Xerox).
Como habéis podido observar también
hay grandes jefes que en su día fueron becarios. Esperemos que en el mercado
laboral vayamos tomándole al becario la importancia que él se merece y que si
verdaderamente es una persona válida se le tenga en cuenta. Las casas, siempre,
hay que empezarlas por el suelo y no por el tejado.
Cuack!
No hay comentarios:
Publicar un comentario