Las previsiones de crecimiento son buenas. Lo
dice el Fondo Monetario Internacional, aquel que presidió durante años la misma
persona que ahora ocupa portadas de periódicos y cabeceras de telediarios por
su supuesto fraude fiscal a su querida patria.
Los economistas se han convertido, sin querer
o queriendo, en los gurús de la sociedad. El vaticinio de un economista vale
más que cualquier otra predicción pero quizás hay un matiz que se escapa y es
que esos pronósticos se alejan bastante de la realidad. Perdónenme, pero no
creo que anunciar a bombo y platillo un crecimiento del país del 2.5%, mientras
que el porcentaje de desempleo es superior al 20%, sea para alegrarse. No
término de verle sentido a esto mientras la cifra de desempleados siga siendo
tan elevada. Los últimos datos del empleo, analizados cuantitativamente, son
buenos pero si los miramos desde el punto de vista cualitativo la conclusión es
muy distinta. Se están creando empleos precarios en una sociedad que te ofrece
todo lo contrario. Donde antes había uno ahora hay dos con la mitad del sueldo.
Dicen que estamos creciendo pero sin embargo patronal y sindicatos no consiguen
acordar un porcentaje de subida de salarios. A los miserables sueldos que
ofrecen hay que soportales cargas que lo superan y mientras la intención es que
compremos viviendas, incrementemos la natalidad y aumentemos el consumo solo
son capaces de ofrecernos sueldos de 600 euros. ¿Alguien me explica cómo se
puede hacer crecimiento con estos datos? Me encantaría ver una rueda de prensa
de algún político, da igual de qué lado y de qué partido, donde nos enseñase como
se puede vivir con 600 euros y no morir en el intento. Pero tranquilos, que
como ya anuncia el FMI o Draghi a través del BCE, estamos en crecimiento. Como
ya certifica los datos de Eurostat lo único que está creciendo son las carteras
de los miembros del IBEX 35. Nuestros salarios son muy diferentes a los de la
media europea y cada vez nos alejamos más. Ganamos un 28% menos que la media de
nuestros competidores. Nuestro mercado laboral
ha evolucionado en una sola dirección: beneficiar a los directivos. Para
ellos la receta ha sido: menos trabajo, más salario, más blindaje y menos
movilidad. Entre tanto, todo lo contrario a esto es lo que se le ha aplicado a
los trabajadores.
Por otro lado y para combatir la pobreza
infantil, un dato que desde mi punto de vista es bastante alarmante, el Banco
de Alimentos, con la colaboración de la Obra Social de La Caixa, han decidido
lanzar en esta semana una campaña denominada "Ningún niño sin
bigote". Esta campaña se inicia con la donación económica equivalente a
100.000 litros de leche por parte de la entidad bancaria y que tiene su
continuidad en la colaboración ciudadana. La idea de la campaña es muy buena y
además pionera, por lo que supone demandar solo un alimento, pero no dejo de
pensar que la misma entidad que pone a familias fuera de sus casas en los
desahucios sea ahora la colaboradora o encargada de ofrecer un vaso de leche.
Hay personas que ven fundamental la labor de este tipo de fundaciones que
abastecen a los más necesitados pero no deja de ser preocupante que el número
de personas abastecidas vaya en aumento. Mientras tanto, los encargados de
reducir la pobreza solo miran a los ojos del FMI o BCE. Ellos esperan que las
donaciones privadas de los ciudadanos salven a las personas que se encuentran
dentro de la pobreza mientras cuadran los importes macroeconómicos necesarios para pagar la deuda. Un entredicho crecimiento
que no refleja la verdadera sociedad. Aún así sigamos confiando en la voluntad
y labor de los Bancos de Alimentos que una vez más superan con creces la acción
de los gobernantes.
Cuack!
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