Un lapsus lo tiene cualquiera.
Somos personas humanas y es muy normal que nos equivoquemos. En la mayoría de
ocasiones el subconsciente nos traiciona y decimos cosas que están fuera de
lugar o provocan el error. Estos días son de lapsus políticos y, como todo en política,
cualquier frase o palabra mal nombrada se magnifica. Tan descolocado coge el
error que hasta los propios compañeros del partido se sorprenden de lo que
escuchan. Le pasó a Pedro Sánchez con sus "miembros y miembras" y le
ha pasado también a Soraya Sáez de Santamaría con la innombrable "Amnistía
Fiscal".
El impacto de estos lapsus,
sobretodo el de la Vicepresidenta del Gobierno, llama la atención en cuanto a la
forma de producirse. Negar durante dos años una medida para luego llamarla por
su nombre recuerda a la desastrosa historia de la innombrable palabra
"crisis" para Zapatero. Mientras tanto el Ministro de Hacienda nos
recuerda la definición de la palabra amnistía diciendo literalmente que:
amnistía significa perdonar y aquí no se ha perdonado a nadie, sino que se ha
regularizado. Señor Montoro, me resulta difícil entender que tributar toda la
deuda que tenía pendiente de declarar a un porcentaje menor que al que debiera
no sea perdonar. Además, hay un aspecto suyo con el que estoy en total
desacuerdo y es la forma de llevar cada caso. Con otros famosos casos como el
de Pujol o Monedero ha demostrado una actitud bastante vacilona y chulesca
donde se le ha llenado la boca hablando de ellos y de su supuesto fraude a
Hacienda. Sin embargo, con su amigo Rato ha sido muy comedido, tanto que aún
espero alguna señal, comentario u opinión a los que nos tiene acostumbrado. El
tiempo pone a cada uno en su sitio y sino que se lo digan a Cospedal que, en
2012 en un discurso como presidenta de Castilla la Mancha, dijo la palabra
saquear mientras hablaba de la labor de su partido y que ahora, en la famosa
semana de los lapsus, ha vuelto a nombrar indicando que han trabajado mucho
para saquear el país. Trabajar no sé pero saquear la sanidad y la educación
seguro.
Volviendo al hilo de la amnistía
y lo que iba a suponer en el momento en el que la presentaron hay varias
conclusiones pero quizás las más llamativas son: que no sirvió para ingresar a
las arcas del Estado todo lo que se pensaba y que los que se acogieron a ella
no la terminaron de "hacer bien". En la política y en los partidos en
general hay un gran problema y es que las medidas que lanzan para combatir el
fraude fiscal son insuficientes. No basta con ampliar el número de inspectores
y crear una agencia de investigación sino que hay que cambiar la condena del
sentenciado y aligerar los procesos de instrucción para cada uno de ellos. El
fraude se combate recuperando lo que el supuesto defraudador ha robado así que
si descubrir a un defraudador solo supone proporcionarle una cama en la cárcel tengo
la impresión de que vamos a seguir igual. Y ojo que cada vez aparecen más.
Qué lástima que no hubiera ningún
lapsus indicando la subida de salarios. Pues eso, ¡Viva Honduras! ...
Cuack!
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