¡Condenado! ¿Por qué? Por ser pobre. Así de
duro y así de contundente. Este es el panorama que, desgraciadamente, les
esperaba a las personas que rebuscan en la basura y que intentan sobrevivir con
aquello que encuentran en la suciedad. Es cierto también que en ocasiones esta
actividad desordena la vistosidad de las ciudades pero hay formas de pararlo y
formas de frenar una acción por la cual, tristemente cada vez más, millones de
personas se ven necesitados a practicar.
Todo comienza cuando en las ciudades de Sevilla
y Córdoba, al parecer las más sufridoras de esta práctica, deciden sacar una
Ordenanza Municipal por la cual toda aquella personas que rebusque en la basura
iba a ser multado con multas que oscilaban entre los 600 y 900 euros. Toda una
injusticia si tenemos en cuenta que la mayoría de las personas que hurgan en la
basura no tienen medios para sobrevivir y que si lo hacen será por algún
motivo. El marco económico en el que nos encontramos deja bastante en evidencia
la afirmación anterior. De todas formas dudo que cualquier persona que disponga
de dinero para comer tenga que estar buscando en la basura algún resto de
comida o alimentos caducados. La Ordenanza era contundente, esta actividad tenía
fin y las calles y plazas, sevillanas y cordobesas, iban a brillar de forma
hipócrita. Disfrazando la cara de la moneda. Mientras la mejor forma de frenar
esto es proponiendo otro tipo de medida los Ayuntamientos de cada ciudad solo tenían
en mente enriquecerse con multas que difícilmente iban a cobrar dada la
insolvencia de los condenados.
Menos mal que esto ha cambiado. Ambas ciudades
han rectificado ante tales ordenanzas y las han cambiado por otras medidas relacionadas
con la integración social de estas personas. En Sevilla esta sanción será sustituido
por sesiones de atención individualizada con los servicios municipales o por
cursos en los que se informará a las personas afectadas de las posibilidades de
que las instituciones públicas y privadas les ofrezcan apoyo y asistencia social.
En Córdoba estas actividad penada se cambiará por trabajos para la comunidad. Ante
la alarma social que había creado este tipo de sanciones no han tenido más
remedio que optar por un cambio, sin duda mejor, que proporcionará integración y apoyo al
desfavorecido.
No cabe duda que los efectos de rebuscar en la
basura perjudican al resto de ciudadanos pero hay que ser más tolerante y
comprensivos con aquellas personas que se ven obligadas a sobrevivir de esta
forma. Una rectificación a tiempo para una injusta sanción.
Cuack!
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