miércoles, 16 de julio de 2014

El orgullo de Livermore

Es el momento idóneo. Cuando no podemos dejar de hablar sobre la barbarie que sufrimos los ciudadanos en el mercado eléctrico llega esta noticia esperanzadora. El Gobierno intenta ilusionar al ciudadano con la famosa bajada del precio de la luz pero lo cierto es que no cuentan toda la verdad. El mercado eléctrico es más complejo aún y todavía queda mucho por hacer para poder tener unas facturas idóneas a nuestros consumos. Mientras no desaparezcan ciertos conceptos de nuestras facturas, o el mercado en general regule precios más adecuados a los que se ofrecen en el mercado europeo, el cambio no se va a notar. El déficit tarifario pesa muchísimo y la deuda engorda, y la cantinela siempre es la misma: el problema y la solución recae sobre el ciudadano mientras otras medidas efectivas no se quieren llevar a cabo.

Una de las innovaciones eléctricas llega observando la ciudad de Livermore. Esta ciudad del estado de California brilla con luz propia (de forma literal). El hangar número 6 de la estación local de bomberos acoge desde hace más de 100 años, en concreto desde 1901, la bombilla eléctrica encendida más antigua del mundo. Lleva 113 años suministrando luz al entorno de la Bahía de San Francisco y con ella no pueden ni los cortes de luz ni los momentos de baja tensión. Es sin duda el orgullo de la ciudad. Un empresario afincado en Barcelona quedo prendido de esta bombilla en un viaje a la ciudad californiana en 1999. Benito Muros, el empresario, decide emular la fabricación de un modelo de bombillas que pueda durar en torno a 80 años. Si consigue superar los 113 de la actual longeva bombilla sería histórico pero por ahora se centra en que supere los 80 años. Aplicando técnicas más ahorrativas diseña la bombilla para que su funcionamiento esté fuera de la zona de fatiga sin que comporte un desgaste.

Alrededor de 47 millones de bombillas se tiran cada año, con esta nueva bombilla las personas se ven forzada a acostumbrarse a productos de bajo rango, influenciados por la posición del mercado y el derroche de materias primas. Lo que se pretende es desengañarles sobre las conductas consumistas. Mientras este empresario intenta ahorrar componentes del mercado eléctrico, por otro lado el precio de la luz se basa en las fluctuaciones de mercado. Bendito Benito y maldito mercado.


Cuack!



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