Hoy me he vuelto nostálgico y me gustaría hacer
memoria y recordar sucesos que marcaron una época y que va muy a medida con la
actualidad. Por todo lo acontecido últimamente parece que en algunos aspectos
estamos retrocediendo en pensamientos y con la menor sutileza posible se
adoptan medidas que poco hace augurar un futuro mejor. Por todo esto, hoy
quiero recordar un caso muy particular en el extranjero y otro vivido en
nuestro país.
¿Recordáis lo ocurrido con Alé Alé? Bueno,
para aquel que no lo recuerde, Alé Alé
es el nombre de un restaurante argentino de Buenos Aires que vivió un
desahucio dentro de su propia empresa. Parece que los desahucios solo van
aparejados a viviendas pero a las empresas también le pueden ocurrir. Todo
comenzó cuando el dueño de esta empresa llevaba meses sin pagarles el sueldo y
sin aportar nada a la Seguridad Social. La lucha de los obreros y obreras era
justa: tenían la intención de conservar la fuente de trabajo (los recursos de
la empresa) para seguir trabajando pero la ley no jugaba a su favor y solo
salió adelante con el apoyo de diferentes colectivos sociales. Algo bastante
parecido ocurrió en España con Mol Matric, una empresa cooperativa con más de
treinta años de experiencia. Los miembros de esta matricera dedicaron interminables
días de manifestación delante de la casa de Cadaqués del antiguo dueño, con sus
familias y pancartas. Además pasaron infinidad de noches durmiendo en la
fábrica y realizando esfuerzos por sacar la empresa a flote. Pero todo ello con
esfuerzo, una palabra que es difícil de compaginar actualmente con la gran
amenaza empresarial que nos asola pero que de alguna manera o de otra hay que
recuperar.
Hoy en día muchos obreros y obreras, que
están en situaciones similares a los dos casos anteriormente nombrados, agachan
la cabeza y aceptan con gran facilidad que el FOGASA (Fondo de Garantía
Salarial) les pague a largo plazo una parte de lo que les corresponde, por que
el resto de la deuda se regala al antiguo dueño. En España partimos de la base
que podemos capitalizar el paro por lo que no se entiende que haya más empresas
recuperadas. Además de todo ello, no apreciamos a darnos cuenta de que si
salvamos la empresa y el empleo es muy probable que los desahucios
desaparecieran, sobre todo el de las viviendas.
Cuack!
No hay comentarios:
Publicar un comentario