jueves, 14 de noviembre de 2013

Un poco de historia



Hoy me he vuelto nostálgico y me gustaría hacer memoria y recordar sucesos que marcaron una época y que va muy a medida con la actualidad. Por todo lo acontecido últimamente parece que en algunos aspectos estamos retrocediendo en pensamientos y con la menor sutileza posible se adoptan medidas que poco hace augurar un futuro mejor. Por todo esto, hoy quiero recordar un caso muy particular en el extranjero y otro vivido en nuestro país.

¿Recordáis lo ocurrido con Alé Alé? Bueno, para aquel que no lo recuerde, Alé Alé  es el nombre de un restaurante argentino de Buenos Aires que vivió un desahucio dentro de su propia empresa. Parece que los desahucios solo van aparejados a viviendas pero a las empresas también le pueden ocurrir. Todo comenzó cuando el dueño de esta empresa llevaba meses sin pagarles el sueldo y sin aportar nada a la Seguridad Social. La lucha de los obreros y obreras era justa: tenían la intención de conservar la fuente de trabajo (los recursos de la empresa) para seguir trabajando pero la ley no jugaba a su favor y solo salió adelante con el apoyo de diferentes colectivos sociales. Algo bastante parecido ocurrió en España con Mol Matric, una empresa cooperativa con más de treinta años de experiencia. Los miembros de esta matricera dedicaron interminables días de manifestación delante de la casa de Cadaqués del antiguo dueño, con sus familias y pancartas. Además pasaron infinidad de noches durmiendo en la fábrica y realizando esfuerzos por sacar la empresa a flote. Pero todo ello con esfuerzo, una palabra que es difícil de compaginar actualmente con la gran amenaza empresarial que nos asola pero que de alguna manera o de otra hay que recuperar.

Hoy en día muchos obreros y obreras, que están en situaciones similares a los dos casos anteriormente nombrados, agachan la cabeza y aceptan con gran facilidad que el FOGASA (Fondo de Garantía Salarial) les pague a largo plazo una parte de lo que les corresponde, por que el resto de la deuda se regala al antiguo dueño. En España partimos de la base que podemos capitalizar el paro por lo que no se entiende que haya más empresas recuperadas. Además de todo ello, no apreciamos a darnos cuenta de que si salvamos la empresa y el empleo es muy probable que los desahucios desaparecieran, sobre todo el de las viviendas.

Cuack!



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