Ya lo tenemos. Ya sabemos cuál
será el calendario laboral del próximo año y hay que decir que trae novedades,
no muchas pero si muy destacadas. En el próximo año habrá ocho días festivos
nacionales que no podrán tocarse. Estos son: el 1 de enero (Año Nuevo), 18 de
abril (viernes Santo) 1 de mayo (Fiesta del Trabajo), 15 de agosto (Asunción de la Virgen), 1 de noviembre (Día de Todos los Santos) , 6
(Día de la Constitución Española), 8 (La Inmaculada Concepción) y 25 de
diciembre (Navidad). A estos ochos hay que sumarle uno más, el 6 de enero que
será festivo en todas las comunidades autónomas ya que ninguna ha ejercido su
facultad de cambiarlo por otro día festivo. Por lo que en total habrá nueve
días festivos, uno más que el año pasado. Pero a esto hay que añadir los que
cada ciudad y comunidad autónoma tienen. La sorpresa viene en un día muy
señalado, el 12 de Octubre. El día de la Fiesta Nacional de España que además
es el día del Pilar, patrona de nuestro país, dejará de ser festivo. El próximo
año cae en domingo por lo que el día el día 13, lunes, no será festivo excepto
en Aragón, Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. Menos mal, la
alegría que me lleve al leer que Andalucía también formaba parte de ese
conjunto de comunidades que disfrutarían de ese día fue enorme. Un día tan
señalado como ese se sigue manteniendo en ciertas comunidades. A pesar de ello el Gobierno trabaja para
evitar los macropuentes que en algunos casos se dan y todavía son susceptibles
de variar tres días. El 15 de agosto y el 1 de noviembre son dos de los tres
días que se quiere cambiar. El otro, es el 6 de diciembre, que para el
cumplimiento que se hace de la Constitución Española es muy irónico que se
celebre tal día y por lo tanto forma parte de los días susceptibles de variación.
El fin de este cambio en el
calendario laboral, con respecto a otros años, se fundamenta en la eficacia laboral.
Sinceramente no creo que esta sea la causa fundamental para que la eficacia en
el trabajo sea mayor. Cambiar la festividad de los días, perdiendo de esa forma
la esencia del propio día, es un capricho, otro más, de gobierno y sindicatos
en cuestión. Quizás, lo que habría que plantearse es todo aquello que está en
el entorno laboral, como por ejemplo los hábitos sociales en cuantos horarios y
los propios horarios comerciales. Es posible que un cambio en los horarios de apertura
y cierre de los bancos, por ejemplo, fuera más eficaz si no abriera al público
solo en horario de mañana. Alguien que trabaje por la mañana no puede realizar
cualquier operación bancaria si no falta al trabajo. Ya se tome este día como
vacaciones o simplemente faltando unas horas a su jornada, este aspecto puede
ser una causa de que la eficacia laboral sea menor a la que debiera. Otro
hábito social que puede influir es la programación televisiva. Si las series,
programas, películas o concursos mas seguidos por los telespectadores no
tuvieran un horario tan nocturno quizás el descanso de la personas sería más
placentero y por lo tanto en su jornada laboral cumpliría de una forma más
eficiente. Aunque está bien claro que cada uno puede ver lo que quiera, cómo y
cuando quiera, esta es mi opinión y sé que se puede estar de acuerdo o no pero
creo que estos aspectos, por raros que parezcan, a la larga terminarían
influyendo en la eficacia del trabajo. Incluso los hábitos gastronómicos
también influyen. Es por ello que atacar a ciertos días festivos para promulgar
que se fundamenta en mejorar la eficacia laboral me parece algo atrevido pero
si con este variación se pretende mejorar y en consecuencia generar puestos de
trabajos bienvenido sea ese cambio.
Cuack!
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