sábado, 23 de febrero de 2013

La figura Casperniana


GÉNERO: Reflexión política.


Queridos lectores


Todos estos días nos hemos visto envuelto en un clima pre-político, marcado por el debate de Estado de la Nación que sucedió el pasado miércoles. Pasado este día tan señalado para muchos, porque quizás nos encontraríamos con algo nuevo y donde esperábamos un debate con propuestas viables, nos hemos encontrado con un ambiente post-político y resacoso con lo ocurrido en el Parlamento. Pues bien, muchos españoles, por no decir la gran mayoría de personas que queremos creer en la política, volvemos a encontrarnos con los mismo de siempre, antes y después de ese debate. En esta nueva política de hoy en día nos encontramos con una serie de responsables encargados en no hacer política. Si alguno de ustedes pudisteis ver o escuchar el debate sacaréis las mismas conclusiones que hoy os estoy contando. Tales conclusiones son nulas y son así porque no se consiguió aquello para lo que se creó este singular debate de Estado para la Nación. En un primer momento, este debate consistía en aportar medidas por parte de los partidos políticos de la cámara, suponía ofrecer un paquete de soluciones a los principales problemas del país, entre los que destaca el paro, pero nada más lejos de realidad que volver a caer en lo habitual: la crispación política, el recordatorio de innecesarias herencias, las lamentaciones por querer hacer ahora aquello que en su tiempo no se dio la gana hacer, múltiples promesas de que dentro de un año se aplicará buenas medidas si la situación lo permite o la famosa rencilla del “y tú más”.


Además de esto se escucharon ciertas medidas que adoptaron la denominada “figura casperniana”. Esta figura se produce cuando una medida que se propone o se lanza en la parlamento adopta la presencia de un fantasma, es decir, se comienza a ver un ápice de esperanza en la medida, coge forma y va tomando vida pero de pronto desaparece y pasa a ser un fantasma que ronda por la cámara parlamentaria. Lo que comienza a tener un horizonte pasa a ser un mero espectro que deambula por los tronos de los diputados. En ese debate se escucharon medidas para reducir el número de desempleados, para fomentar el trabajo entre los jóvenes, para ayudar a los emprendedores pero todas ellas no ofrecían datos técnicos de cómo hacer frente a ello. Ninguna de estas medidas cogieron por sorpresa porque ya se había oído hablar de ellas, estaban presentes allí porque en tiempos anteriores ya se nombraron para conseguir combatir el problema pero, como ocurre habitualmente, ahí se quedaron, en los pasillos parlamentarios. Otra medida que adopto esta figura casperniana de la que les hablo hoy es relativa a la corrupción. Con un primer orador que no fue capaz de nombrar al ex tesorero de su partido y con muchísimos políticos imputados en casos de corrupción no fueron capaces de establecer una medida que regule y castigue duramente a estos irresponsables de anudadas corbatas y sospechosas joyas.


Qué hay de bueno en todo esto, pues bien, la esperanza de querer que esas buenas medidas que pueden cambiar el rumbo de nuestro país para mejor tengan el mismo final que el famoso fantasma Casper y algún día cobre vida.


Saludos


Cuack!

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