miércoles, 12 de junio de 2013

El antídoto

Un lugar inhabitado y una sensación extraña. La puerta que se cierra sola y los armarios con puertas que chirrían al abrir. Una película. La calle oscura y la sombra de la luz de la farola alargada proyectada sobre el suelo. Un paseo de noche con un extraño sentimiento aterrador. Un robo. Una maquina que no responde a tus indicaciones. Un mal calculo que hace que los resultados de la empresa no sean los esperados. Una mala caída. Una operación. Una novia que te deja o una relación que no funciona. El futuro. Un atentado.

Cualquier situación de las descritas anteriormente provocan aquello que denominados como miedo, pero ¿Cómo describir exactamente el miedo? Cualquier definición que encontremos jamás será igual a lo que podemos sentir cuando este aparece por nuestro cuerpo. En concreto, la amígdala, no la de las garganta sino la del cerebro, es la encargada de generar esta sensación y para combatir lo que genera, es decir el miedo,  se ha creado un fármaco capaz de controlar algo que a priori parece incontrolable. El gen oprl1 es el encargado de regular el miedo en humanos y ratones y desde la Universidad de Emory, en Atlanta, los científicos de la facultad de medicina nos traen la posible solución. Raül Andero y su equipo de científicos plantean la posibilidad de probar un tipo de fármaco en las víctimas de atentados o accidentes, justo después de la situación traumática y antes de que se desarrollen los síntomas plenos del estrés postraumático. A partir de ahora podremos controlar el miedo mediante pastillas, con un simple fármaco que controlará el gen que desencadena el efecto del miedo.

Este antídoto viene, como no, del país de los superhéroes. Aquel que desarrolla investigaciones para que, a pesar de ser mofa de muchos, nos solucionen problemas que pueden suponer una mayor sacudida psicológica de la que pensamos. Los americanos son muy dados a películas apocalípticas con un héroe como protagonista, un héroe que puede ser fantástico o humano pero que siempre salva al país e incluso al planeta. Quizás, con este fármaco, consigamos salvar la salud mental de las personas que sufren atentados o accidentes inesperados y que encuentran en el miedo a su mayor aliado. Lo ocurrido el 11S y el 11M han servido como base para el desarrollo de tal producto. Esperemos que no tengamos que esperar a más sucesos como aquellos para desarrollar cualquier bien a la humanidad. Nuevamente la investigación y desarrollo nos enseña el camino de la superación a cualquier situación.

Cuack!
 Fuente: EL PAIS

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