Un sueño o una pesadilla. No sé muy bien cómo
llamar a lo ocurrido el pasado sábado cuando una decisión nos despertó del
largo sueño que estábamos viviendo durante varias semanas, pero ¿De qué nos
despertó? Podemos pensar que todo lo vivido hasta entonces ha sido en vano, que
el entusiasmo que teníamos para que Madrid 2020 fuera ciudad olímpica,
que por cierto llevamos intentando desde 2004, por fin así seria, pero nada de
lo soñado ha sido posible. La ilusión de muchos españoles por ver como la
capital de España se convertía en la segunda ciudad española en conseguir uno
Juegos Olímpicos ha desencadenado un conjunto de lágrimas que han ido desde el
presidente del COE (Comité Olímpico Español) hasta un niño de diez años que
llevaba pintado en su cara el logotipo de la candidatura. Todos veíamos la
parte positiva de la candidatura, sobre todo en cuanto a la riqueza económica, laboral y
social que se iba a crear pero ¿Por qué los miembros del COI han desestimado nuestra
candidatura por tercera vez? Quizás es hora de replantear la candidatura y
dejar pasar un tiempo hasta volver a presentarnos (si es que nos presentamos)
De todo lo ocurrido el pasado 7 de septiembre
habría que sacar varias lecturas. Por un lado, sabemos que los miembros del COI
analizan todo para otorgar a una ciudad la posibilidad de ofrecer unos juegos olímpicos
al mundo y para ello analizan la situación actual de las ciudades candidatas y
ahí Tokio gana de forma aplastante a Madrid y a Estambul. También analizan la
situación futura pero el futuro es incierto y las cuantiosas predicciones de
mejora de España han sido todas equivocadas desde que la crisis empezó, tanto
que, según muchos expertos, en 2013 estaríamos aliviados de la crisis y resulta
que este año se está convirtiendo en el ojo del huracán. Por otro lado, es hora
de abandonar el centrar todos los esfuerzos de una ciudad y, diría que casi de todo
un país, en ofrecer otra candidatura para dedicarse más al trabajo por lo
social. La grandísima inversión en la candidatura de Madrid ha dejado atrás valores
del estado de bienestar, como la sanidad por ejemplo, y ha provocado miles de
protestas a las que el COI ha preocupado. Es hora de hacer autocrítica y analizar
cuáles son los fallos arrastrados desde la candidatura olímpica de 2012.
Según una encuesta, el 91% de los españoles quería que la
candidatura de Madrid fuera la elegida pero la duda que tengo es si ese 91% de
ciudadanos tenía la esperanza de que el sábado Rogge dijera la ciudad de
Madrid. Si la veces que se ha presentado una candidatura fueran similar a los
créditos que hay que pagar por una asignatura en la Universidad ya iríamos por
la tercera matricula, es decir nos saldría una cantidad de dinero a pagar muy
elevada, o lo que es lo mismo volver a invertir a cambio de reducir en otros
sectores. Por todo ello habría que plantearse si el COI ha querido dar un toque
de atención a los poderes públicos de Madrid y de esa forma mostrarnos la posiblidad de aparcar los esfuerzos por algo que agrandaría la marca España por la cara exterior
para poder centrarnos en la Marca España por su cara interior. Sea cual sea la
cuestión el afectado vuelve a ser el ciudadano español.
Cuack!
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