Compañías de low cost. El excesivo precio y
las elevadas tasas que pagamos cuando compramos un vuelo aéreo se vieron reducidos
con la aparición de las compañías de bajo coste. Sin duda un beneficio para los
consumidores pero detrás de todo esto había gato encerrado. Es cierto que el
precio del vuelo es barato y reducido si lo comparamos con otras compañías pero
existían una serie de cláusulas que estas compañías atesoran y por las cuales
nos demuestra que por ejemplo un olvido nos puede salir caro.
La OCU ha vuelto a ganar otra batalla. Esta
organización de consumidores que ya gano hace poco días una principal pelea por
el precio de la luz, ahora se ha enfrentado a Rayanair, una de las compañías de
bajo coste por excelencia. Una sentencia dictaminada por un Juzgado de lo
Mercantil de Madrid ha dado la razón a la Organización de Consumidores y
Usuarios en ocho de sus reivindicaciones. Entre algunas de esas reivindaciones
que la OCU pedía están la nulidad de ciertos requisitos que Ryanair pedía tales
como la exigencia de documentos extra de identificación para los menores de
edad acompañados de sus padres (no les valía el libro de familia), el pago sólo
con tarjeta en los aeropuertos, la denegación de embarque o prohibición de
transportar determinados objetos o la tasa por no recoger el equipaje tan
pronto como llegue a su destino. Otra de las reivindaciones de esta asociación
de consumidores es que se aplique la legislación española a las reclamaciones,
y no la de Irlanda, donde tiene sede la compañía. Aunque quizás la más
relevante de todas las conseguidas es la que establece que dejarán de penalizar
con el pago de 40 € al cliente que olvide imprimir su tarjeta de embarque.
Como podéis ver esta organización ha
conseguido ganar una batalla legar a un problema real. Usuarios de esta compañía
de vuelo están de enhorabuena, porque estas clausulas excesivas que Ryanair establecía
son desproporcionadas e injustas. La compañía Raynair podrá recurrir la
sentencia pero entre tanto a Michael O´Leary se le acabo el chollo.
Cuak!
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