A finales de este año podremos ver el
lanzamiento de un nuevo producto nada distinto a los que conocemos pero con un
añadido muy necesario en la ética comercial. Hasta entonces, la presentación en
sociedad de cualquier aparato de telefonía móvil se convierte en un acto donde
se reúnen miles de medios de comunicación y técnicos muy experimentados que
tratan de explicar la funcionalidad del aparato en sí. Todo este proceso va a
cambiar al término de 2013 porque con la presentación de este teléfono móvil se
podrá ver una diferencia con respecto al resto que no se apreciará físicamente pero
si moralmente.
Antes de la entrada de 2014 el Fairphone
llegará a nuestras tiendas. ¿Qué es Fairphone? La traducción es “móvil justo” y
no es más que un aparato de telefonía móvil que se crea manteniendo las
condiciones laborales del comercio justo. Una empresa holandesa aceptó
el reto y el pasado mes presentó en Londres su diseño y se anunció como el
primer móvil fabricado según principios éticos. Se hace llamar “Smartphone del
futuro” y pretende eliminar los
problemas derivados de fabricar un teléfono móvil teniendo solo en cuenta la
transparencia e intentando hacer las cosas mejor a lo largo de toda la cadena
de producción. Parece complicado pero se puede conseguir. En la fabricación de
un teléfono móvil hay varios aspectos de la cadena de producción un poco
controvertidos. El primero de ellos es el material con el que se fabrica. El Fairphone
se produce con un mineral procedente del Congo y para ello han establecido
relaciones comerciales con organizaciones que trabajan con minas libres del
país africano. Otros de los aspectos a destacar son el ensamblaje, la
reutilización de sus componentes o la instalación de un sistema Android
especializada en aplicaciones de utilidad social. Por cada Fairphone vendido, 3
euros irán destinados a la fundación Cloosing the Loop, que prepara proyectos
en países donde el reciclaje de residuos electrónicos seguros aún no se
facilita.
Las condiciones laborales de
muchos trabajadores de productos consumidos en nuestros países brillan por la
ausencia de justicia. Por todo ello, el comercio justo intenta negociar con
países, sobre todo asiáticos, donde las condiciones de trabajo de las personas
son inadecuadas. Recordemos sino Bangladesh y el edificio que albergaba
fabricas de empresas con ciertas condiciones precarias. Aun así podemos ver que
si las empresas quieren el comercio justo se puede imponer en las relaciones de
la sociedad mundial y juntos podremos crear un mundo donde las desigualdades
vayan desapareciendo.
Cuack!
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