lunes, 22 de abril de 2013

Cosiendo vidas

Irritación es la única palabra que puede salir de la boca de una persona tras escuchar las declaraciones del presidente de la patronal. Unas declaraciones vertidas sin el más mínimo sentido de la realidad social y, nuevamente, atentando a lo escrito en la Constitución. El señor, de apellido Rosell, quiere que en la nueva reforma laboral se apruebe una medida para que los jueces no intervengan ante la decisión de un despido, de modo que si el empresario determina el cese de un empleado, este no pueda recurrir ni pelear por lo que es suyo ante un juez, se acabo el determinar la improcedencia o procedencia del mismo. Ahora solo querrá que sea decisión del empresario. No sé si os dais cuenta o no pero vamos para atrás y además de manera agigantada. Ya son muchas las reformas en el aspecto laboral y la repercusión que está teniendo y que tendrá en los años siguientes, por lo que se antoja difícil de controlar. Si este señor consigue que esto salga a la luz habría que plantearse la existencia de los jueces y del derecho laboral en sí. Una doctrina del derecho que ahora es la que más trabajo atesora quiere ser eliminada por este hombre de un plumazo. El objetivo está bastante claro, dar más poder al que tiene el poder y aumentar las listas de desempleo en el menor tiempo posible.
Contrario a todo esto están las nuevas formas de relaciones laborales que se van a aplicar en Francia. Hollande y su ministerio de trabajo han desarrollado un decreto para establecer un mayor diálogo social mediante la negociación con los interlocutores sociales para proceder a introducir cambios o ajustes laborales allí donde éstos sean realmente necesarios.  Otra forma de desarrollo en el aspecto laboral lo lleva a cabo Alemania con la creación de Consejos de Vigilancia que permite controla la legalidad de las actividades de la empresa en todos sus aspectos, desde la financiación y contabilidad hasta cualquier factor relacionado en materia de salario y despidos. Control, esa es la palabra que hace falta en nuestro país. Quizás, con esta acción de controlar lo que se hace, no habríamos llegado a donde hemos llegado.
Gran muestra de que todavía hay esperanza en la inmersión laboral de muchas personas que lo tienen complicado para acceder es la producida en Elche. En esta ciudad de la comunidad valenciana una empresa de la industria textil utiliza los telares para conseguir que las mujeres que están en riesgo de exclusión social consigan reconducir sus vidas. Es una apuesta por la labor social que deriva del concepto de RSE (responsabilidad social empresarial o corporativa) donde los factores del entorno deben inducir a la adaptación de las empresas en función de lo que la sociedad demanda y así de esa forma ayudar a que el funcionamiento sea mejor. Ayudar a la adaptación de este grupo de personas desfavorecidas al mundo laboral es una gran labor que ya podría darse a conocer más que las desacertadas declaraciones del presidente de la CEOE. A puntadas, que así se conoce esta empresa de Elche, tiene como objetivo poner en marcha una empresa social dedicada a la producción textil y de complementos, socialmente responsable y económicamente sostenible debido al acuse de un consumidor que pide transparencia en la gestión y producción de empresas. Además, esta empresa, produce de forma respetuosa con el medioambiente e incluso está en contacto con cooperativas de países en vías de desarrollo.
Entre tanto, aquí contamos con nuevos creadores de conceptos como “movilidad exterior”, “indemnización en diferido” o “desaceleración del crecimiento del déficit”, que lo único que hacen es disfrazar la realidad en la que nos encontramos e impiden pensar con claridad, siempre y cuando algunos de ellos se haya parado a pensar y analizar qué es lo ocurre en realidad.
Cuack!


Fuente EL DIARIO.ES

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