viernes, 17 de mayo de 2013

Solo quiero jugar


Partido de miniprebenjamines en Las Palmas de Gran Canaria. Lo que en aquel momento parece una anécdota llega a la prensa nacional y la mayoría de medios se hace eco de lo ocurrido en aquel lugar. La valentía de un niño de 5 años se ha convertido en una noticia que bien analizada deriva en un comportamiento poco común en los adultos.
Todo comenzó cuando el entrenador de uno de los equipos que disputaba el partido y el árbitro del encuentro se enzarzaron en una discusión cada vez más acalorada. Alejandro Rodríguez, el pequeño pero gran protagonista de hoy, intermedio en la discusión que se estaba produciendo en aquel instante y con la dulce voz que puede llegar a tener un niño de esa edad dijo: “paren, paren, paren”. Entrenador y árbitro se miraron y la discusión terminó. Ese acto heroico de Alejandro le ha valido para ir a la radio y contar su particular historia, además ha conseguido conocer a unos de sus ídolos del equipo de la ciudad. Sorprende que un niño de 5 años haga eso pero lo que parece una simple noticia tiene una lectura que los adultos jamás copiaran.
Estos locos bajitos que alegran la casa, los paseos por el parque y consiguen las sonrisas en los momentos más difíciles deberían ser copiados por muchos adultos en cuanto a pensamientos, actitud y valores se refieren. Unos valores que a medida que van creciendo desaparecen en alguno de ellos, pasando a formar parte del pasado cuando tiene un ámbito de aplicación muy presente. Pensamientos influenciados y una actitud “chulesca” es lo que está de moda en algunas personas que mandan en nuestra sociedad. Más de un adulto debería aprender de cómo afrontar las situaciones que día a día suceden y no dejarse llevar por lo que la persona “madura" siempre hace. Con la historia de Alejandro nos damos cuenta del deterioro que sufre una persona desde que nace hasta que se hace mayor. La bondad e inocencia de un niño es incomparable al egoísmo y maldad de las personas cuando crecen.  Ellos, los pequeños de nuestras vidas, también sufren la crisis que estamos sufriendo. A ninguno les gusta ver como policías entran en su casa para echarlos. También sufren cuando ven a sus padres llorar por no poder darle comida todos los días y si la reforma educativa llega a  aplicarse, tal y como está diseñada, sufrirán en un futuro la desdichas de sus adultos. Sin tener culpa de lo que pasa también son los grandes afectados por las distintas políticas que deciden aplicar unos y otros. Alejandro representa la viva imagen del ciudadano que intenta intermediar entre los políticos, aunque la realidad que vivimos me hace preguntar que si de un lado están los políticos, con todos sus factores de corrupción, austeridad, desigualdades y otros problemas, y al otro el ciudadano que quiere cambiar un sistema cada vez más deteriorado ¿Quién será el intermediario que alivie tal problema?
Como consecuencia de lo ocurrido aquel día, en ese famoso partido de futbol, quieren galardonar a Alejandro para el premio al juego limpio pero él ya ha dicho que solo quiere jugar.
Cuack!










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